Hace muchos años viví la experiencia de andar por la vida sin tener un rumbo definido. Siempre me refiero a esa etapa como si hubiese estado “dormida” durante algunos años. Aunque sí estaba logrando alguna que otra cosa en el ámbito profesional, no había un gran proyecto en mi vida que me generara ilusión o me inspirara a ser mejor cada día. Una vez desperté de ese sueño entendí que no estaba aquí para ser simplemente una estadística más en el censo poblacional. Descubrí que vine al mundo a cumplir varios propósitos.

Decía el Dr. Viktor Frankl, autor de El hombre en busca de sentido*, que el sentido de la vida se encontraba en la combinación de tres factores importantes: tener alguien a quién amar, descubrir las lecciones detrás del dolor y tener un proyecto, algo que lograr. El Dr. Víktor Frankl, fundador de la logoterapia, encontró el sentido de la vida en medio de la trágica experiencia de vivir en un campo de concentración en tiempos del Holocausto. Si no conoces la historia, te invito a leer su libro.

Al momento, mi gran proyecto es enseñar y empoderar a las personas a encontrar ese empleo, negocio o profesión donde se sientan felices y que sea rentable. Estoy convencida que, con las herramientas y la planificación adecuada, cada cual puede ganarse la vida haciendo algo que disfrute y le haga feliz. Ésto es lo que me apasiona e inspira todas las mañanas a generar contenido para mis redes sociales, a dar presentaciones y talleres a grupos, así como llegar a la oficina a trabajar sesiones privadas con individuos y continuar desarrollándome como profesional. Mi filosofía es que si cada cual consigue la bendición de amar su trabajo o su negocio, todos ganamos.

Para algunas personas su gran proyecto es criar a sus hijos para que sean hombres y mujeres de bien; para otros, es crear un cambio social, y para otros dejar un legado tangible como un libro, o un documental. En el caso del Dr. Alfred Nobel fue donar la mayor parte de su fortuna para reconocer a aquellas personas que hayan realizado una contribución significativa en beneficio de la humanidad, a través del Premio Nobel.

Otros ejemplos de grandes proyectos de vida pueden ser:

• Desarrollar un proyecto de ley que protege al medio ambiente y conseguir su aprobación
• Crear un huerto urbano colectivo
• Enseñar a otros algo que pueda tener un impacto significativo en sus vidas
• Llevar a cabo una investigación para encontrar una solución a un problema social
• Construir un espacio que aporte al desarrollo social o cultural de una ciudad o un país

Si estás leyendo este artículo, sospecho que tal vez te gustaría crear o adoptar un gran proyecto. Si aún no tienes una idea clara, te invito a reflexionar sobre lo siguiente:

• cómo te gustaría que te recuerden cuando ya no estés
• qué te gustaría crear, cambiar o mejorar en el mundo y para qué
• qué te gustaría regalarle a las próximas generaciones
• qué te inspiraría lo suficiente como para invertir tu tiempo libre en ello
• quién(es) se beneficiará(n) de tu proyecto
• quién tiene un gran proyecto que te inspira

Si generas más de una idea de posibles proyectos, te invito a evaluar cuán importante es ese proyecto en este momento para ti, en una escala del 1 al 10. Idealmente, debería ser un 9 o 10.
Cuando ya tengas la idea, te invito a crear un plan de acción:

• cuándo te gustaría iniciar ese gran proyecto
• cuándo te gustaría haberlo completado
• qué necesitas para empezar
• a quién podrías pedir apoyo
• cuál sería el primer paso

Es posible que nos asuste la idea de embarcarnos en un gran proyecto en el que pudieran haber tantas partes que desconocemos. Recordemos que los grandes proyectos jamás se logran solos. Hay que conseguir aliados que nos apoyen con conocimientos, con sus destrezas y talentos, o con simplemente escucharnos y brindarnos su consejo.

Un gran proyecto no requiere acciones “más grandes” que otros proyectos. Requiere acciones pequeñas que tengan un gran impacto. Requiere involucrarnos emocionalmente. Requiere dejar de pensar en nosotros para pensar en las personas que serán impactadas positivamente, o tal vez negativamente si decidimos no tomar acción. Tal vez requiera salirnos de la zona cómoda, vencer la timidez, desarrollar nuestro liderazgo, o convertirnos en la persona capaz de completar ese proyecto.

¿Qué ganará el mundo si te lanzas a crear tu gran proyecto de vida?

¿Te animas?

© Mariely Sylvette Martínez

Mariely S. Martínez es coach profesional. Apoya a ejecutivos y empresarios en su desarrollo personal y profesional en temas de carrera, comunicación, empresarismo, y marca personal. Además, es trainer de los Principios del Éxito donde apoya a individuos a desarrollar su liderazgo personal para lograr sus metas y transformar sus vidas positivamente.

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